Estamos aprendiendo cómo hacer iglesia en casa e inevitablemente surge la pregunta: ¿Por qué ir al templo? Cuando vuelva la calma y no tengamos más el virus alrededor, ¿por qué no nos quedo nomás en casa? Tranquilos, en el sofá, tomando mate o tereré, mirando el culto por la computadora o a través del teléfono. Suena mucho más fácil que ir a la iglesia. Quizá estás pensando “me gusta más esta forma de hacer iglesia”. Pero este es un grave error. Porque la Biblia nos enseña desde el inicio que Dios quiere que nos juntemos entre cristianos y con otras personas. ¿Por qué? Porque Dios nos mira a nosotros como un cuerpo, el cuerpo de Cristo.
En Hebreo 10:25 la Biblia dice: “No dejemos de congregarnos, como acostumbran algunos. Sino, animémonos unos a otros y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca”. Esta situación era como la actualidad. La gente decía: No voy a congregarme, estamos en el final de los tiempos. Desistían de ir a la iglesia. Pero el escritor del libro de Hebreos, inspirado por el Espíritu Santo, decía: Vuelve a congregarte. No puedes faltar, porque en ese lugar se pueden animas unos a otros como el fuego.
Cuando nosotros hacemos asado usamos carbón, Prendemos el carbón. Pero si saco un carbón rojo, bien encendido, lleno de calor, lleno de fuego y lo separó del resto, podrás ver que lentamente el carbón para de quemar y se vuelve negro y frío nuevamente. La misma cosa sucede con los cristianos, si nosotros no nos juntamos, nosotros somos como este carbón que fue sacado de la parrilla y separado de todo y aunque pensamos que todo estará bien, uno de enfria y vuelve a su estado anterior. Y lo que nosotros no queremos es que nos separemos el cuerpo de Cristo porque esa es nuestra fuerza. Juntos podemos todo. Todo el poder, todo lo que tenía Jesucristo, se encuentra en el cuerpo de Cristo, cuando nosotros nos unimos. Nadie es como Jesús solo. Pero como cuerpo de Cristo, tenemos todo lo que Él tenía. Y la Biblia dice que cuando nosotros oramos juntos y nos ponemos de acuerdo en comunión, cosas poderosas suceden para la Gloria de Dios.
Entonces, recuerda: ¿Podés hacer iglesia en casa? ¡Claro! ¿Necesitamos hacerlo? Sí. ¿Necesitamos hacer grupos hogareños? Sí, por el discipulado más intenso. Pero no dejamos de congregarnos, cuando todo vuelva a la nueva “normalidad”, siempre debemos congregarnos y apoyar las actividades de la iglesia.
Yo estoy con un deseo enorme de alabar a Dios junto a miles de personas, porque es algo tan tremendo cuando estás cantando y alabando el nombre de Jesucristo con otras personas y la presencia de Dios se manifiesta. Gracias por leer nuestros ensayos y recuerda: No dejamos de congregarnos. ¡Vamos a volver! Y vamos a volver mucho más fuertes. ¡Que Dios te bendiga!